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La variedad de ruidos es infinita. Si  hoy, que poseemos quizá unas mil máquinas  distintas, podemos diferenciar mil ruidos diversos, mañana, cuando se multipliquen las nuevas máquinas, podremos distinguir diez, veinte o treinta mil ruidos dispares, no para ser simplemente imitados, sino para combinarlos según nuestra fantasía.

Leyendo el manifiesto futurista de Luigi Russolo, El Arte de los ruidos (1913), el artista sonoro granadino Carlos Pueyos, decide tomar por nombre e identidad artística Carlos Dal Verme, en homenaje y referencia al concierto de instrumentos ruidosos, los Intonarumori, realizado el 21 de abril de 1914 en el teatro Dal Verme de Milán, por los futuristas italianos.

Los músicos futuristas deben ampliar y enriquecer cada vez más el campo de los sonidos. Esto responde a una necesidad de nuestra sensibilidad.

Los primeros pasos de Carlos en la escena sonora granadina, arrancan en la década de los pasados 90, participando en distintos proyectos musicales, aún alejados de una estética centrada en el ruido. Cada cassette realizado, llevaba impreso la personalidad del colectivo de amigos interviniente. Agonía: Hacia arriba sin alas (1995); Lunatic Fringe: Between the devil and the deep blue sea (1997); Moon I y II (1998), entre otros, describen los inicios de nuestro artista en Granada. Sobre estos primeros trabajos nos habla:

“Estos proyectos empezaron por pura diversión, y siempre trataba de imprimir cierto aire ruidista de fondo. Cada proyecto, cada cassette, tenía un sonido totalmente distinto, que salía del conjunto de los que estábamos involucrados en ese momento. Empezamos con un 4 pistas, una caja de ritmos, un Casio, una pedalera y una guitarra, y grabamos todo lo que se nos ocurría. Así surgió MI Diablo Va Conmigo, y Agonía. Agonía sí tenía una tendencia mucho más ruidista, con sonidos de cerdos en una matanza, golpes, guitarras acopladas, gritos… “

Estruendos Truenos Explosiones Borboteos Baques Bramidos

Mientras su camino creativo estaba en confluencia con otros de la escena granadina, nace en Carlos la idea de iniciar un camino en solitario, emprender su propia trayectoria en la escena ruidista española.

1998 fue el año de la gestación del primer disco, 21041914, tomando como referencia e influencia “a Val del Omar, el Bosco, Boullé, John Cage, artistas y fotógrafos surrealistas y dadaístas,  y sobre todo, a Luigi Russolo  y su arte de los ruidos”. Aquello que nació y fue distribuido inicialmente entre amigos, fue remasterizado y editado dieciséis años más tarde, conmemorando el centenario del concierto futurista, en el ya nombrado teatro milanés. Diecisiete piezas conforman este trabajo, con títulos tan sugerentes como Fantasmes Du Rêve, Páramo del Espanto, Through a Screen Darkly, El Simulacro de la Hospitalidad, El Devorador de Locos, etc. Ya en ellas se perciben las características de los trabajos más postreros de Dal Verme: ideas obsesivas en continuo flujo, búsqueda de un color propio para cada pieza, gruesas masas de sonido, el movimiento sonoro dentro de un continuo ruidoso y expresivo.


Silbidos Pitidos Bufidos

“No tengo una formación de conservatorio. Siempre he pensado que los conservatorios no son lugares para creadores, pues intentan encerrar las ideas en unos límites académicos. He estado siempre en contra de los límites externos en la expresión artística, ni creo que sean necesarios unos estudios concienzudos para plasmar o expresar cualquier tipo de arte, sea música, pintura, escultura… El mismo concierto que Luigi Russolo dio en el teatro Dal Verme, fue un ataque frontal contra el academicismo, que acabó en peleas entre academicistas y futuristas. Evidentemente, acabaron ganando los futuristas.

Russolo, en su manifiesto El arte de los ruidos, hablaba ya del encorsetamiento de unos sonidos sacados de unos instrumentos. Incluso, desde mi punto de vista, ya quería romper, no sólo con una manera de hacer música, sino que, además, con el encorsetamiento de una manera de hacer y anotar música. Fue precursor, entre otras cosas, de la utilización de un sonido sintetizado, de la manipulación del sonido, la atonalidad y la microtonalidad”.

Susurros Murmullos Refunfuños Rumores Gorgoteos

Para Dal Verme, cada disco, cada directo conlleva un proceso propio y personal, un camino único e irrepetible, donde todo surge de una idea, un concepto para el cual escudriña las herramientas a utilizar, para de esta forma alcanzar la meta idealmente concebida:

“Hay discos que he desarrollado utilizando sintetizadores software, otros hardware (analógicos o digitales), mezclándolos utilizando muestras muy procesadas, o incluso guitarras. Cada disco ha surgido de una idea, y cada directo de un esquema instrumental distinto, para crear a partir de improvisaciones con el material elegido”

La primera fecha de publicación de Dal Verme la tenemos en 2012, con la salida del disco Desierto, (OU3#mu2) Gruppo Ungido, aunque el disco fue producido seis años antes en su estudio granadino. Para comprender su título, debemos retrotraernos a su misma génesis: el ideario de una improvisación conjunta en el desierto de Tabernas con el gran guitarrista y artista sonoro almeriense, A. L. Guillén. Finalmente, ese proyecto inicial no pudo llevarse a cabo, pero fue el detonante de una serie de trabajos preparatorios inspirados en el desierto almeriense, para desde ahí partir con unas improvisaciones que dieron lugar al disco. Una gran masa sonora, plena de sonidos arenosos, broncos y en constante reencuentro sobre sí mismos, recorre las nueve piezas que conforman el disco. Cada pieza es un avance más, un nuevo desarrollo sobre sí misma, en su lenta metamorfosis hacia miles de formas. Durante más de una hora, el oyente sólo puede asistir a ese proceso sónico que, como un trance, lo absorbe y atrapa.


Estridencias Chirridos Crujidos zumbidos crepitaciones fricaciones


Un libro regalado por un familiar médico sobre bacterias y antibióticos, una Guía Bacteriológica Ilustrada, se convierte en el punto de partida, el íncipit imaginativo para su siguiente disco, de igual título, editado por Gruppo Ungido en 2013. Cuarenta miniaturas sonoras conforman el conjunto, cada una representa una bacteria, “con todo lo bueno y malo de cada una”: Coxiella burnetii, Elikenella corrodens, Fusobacterium necrophorum, Streptococcus Pnemoniae, etc. Cada pieza, una masa sonora propia, compacta e indivisible. Un cuerpo sónico que se propaga linealmente en el espacio-tiempo: pequeños drones que inundan nuestra escucha, y que “como cada bacteria, desde lo microscópico, se vuelve macroscópico e infecta todo aquello que toca”.

Carlos del Verme ha participado en discos recopilatorios como: Saco de Hostias (grupo Ungido, 2013), Misterios (Gruppo Ungido, 2014), La Mordaza (República Ibérica Ruidistanetlabel, 2015), El Doble (Contubernio Records, 2015), Spanish Experimental Underground 015 survey (UnexplainedSounds, 2015), One Minute Symphony– Apología de los Insectos (Endogamic, 2016), entre otros.

La trayectoria creativa de Carlos Dal Verme se complementa con la creación de bandas sonoras para Vida oculta, Dulce Pueyos (1997), y El lector de epitafios, de Mariano Rodríguez and others (2008).

Ruidos obtenidos a percusión sobre metales, maderas, pieles, piedras, terracotas, etc.

Las huellas producidas por los futuristas italianos y rusos, comenzando el camino del arte sonoro, son aún perceptibles en nuestros días. Su acercamiento radical, en el buen sentido de esta palabra (¿hay quizás algún otro?), ante el hecho sonoro; su postura revolucionaria ante ese fenómeno natural y sintético, denominado ruido; su choque frontal ante ese gran dinosaurio: la academia; otorgan a los músicos futuristas una posición privilegiada en el devenir del siglo XX. Sobre esa huella, esa erosión en la historia, Carlos Dal Verme nos habla:

“La música, vista desde una vertiente, digamos clásica, con instrumentos, notas, escalas, armonías… estuvo muchos siglos creándose, recreándose, reinventándose. Aún  tiene mucho que decir y que explorar. El mundo de los ruidos y los silencios, mucho más extenso, pues incluye también toda la sonoridad de la música creada con instrumentos “normales”. Y sólo está empezando a balbucear. Todavía queda mucho que descubrir y redescubrir. Nuevas vías de expresión sonora que pueden partir o confluir, alejarse o acercarse, con el ruidismo italiano futurista.

Y el ruido/silencio puede ser tan expresivo que puede transmitir las mismas sensaciones, o incluso más, que la música tal y como se concebía hasta el siglo XIX.

Creo que abrieron un campo enorme del que partir en una nueva forma de ver la música, el sonido, ir más allá y no quedarse estancado.

Evidentemente, el ruidismo italiano sólo fue una fuente de la que empezó a brotar, y hay muchísimas más fuentes de las que ir tomando nota para utilizar, retorcer, manipular… Y lo que haga falta.”


Voces de animales y de hombres: Gritos chillidos, gemidos, alaridos, aullidos, risotadas, estertores.

SOBRE SILENCE TEMPUS: 


Silence is not acoustic. It is a change of mind, a turning around.
John Cage

Es tiempo de silencio.
En silencio. Callar.
Silencio voluntario
O silencio obligado.
Cada silencio produce un ruido.
Y dentro
Ruge,
Emerge de las profundidades, del ser.
Ruido, ruido y más ruido.
Ruidos de sentimientos.
Ruidos de confluencias.
Ruidos de desavenencias.
Ruidos de satisfacción.
Y mortifica,
Y angustia.
O  calma,
Y sosiega.

En cada silencio,
Un estado,
Un ruido.

Nuevo doble cd de Dal Verme. Silence Tempus.

Introspección del silencio. Silencio que cambia la mente, que genera un ruido interior. 
Silence Tempus es una reinterpretación de esos ruidos interiores. 

Será Editado en septiembre de 2016, en edición limitada y numerada a 50 copias, por el netlabel REPÚBLICA IBÉRICA RUIDISTA